...La locura es contagiosa.
Madre, monogamia, romanticismos. Sube el chorro muy alto, impetuoso y blanco de espuma. El impulso tiene una sola salida. Amor mio, niñito. No es de extrañar que esos pobres premodernos estuviesen locos y fueran malos y desgradados. Su mundo no les permitía llevar fácilmente las cosas; no les permitía ser sanos de espíritu, felices. Con sus madres y sus amantes, con prohibiciones para las que no estaban previamente condicionados, con sus tentaciones y sus solitarios remordimientos, con todas sus enfermedades y su inacabable y aislante dolor, con su incertidumbre y su pobreza, por fuerza habían de sentir mucho las cosas. Y sintiéndolas mucho (y lo que es más, en soledad, en un aislamiento desesperadamente individual), ¿cómo podían lograr la estabilidad?
...El impulso contenido se desborda en una ola de sentimiento, de pasión, hasta de locura; todo desprende de la fuerza de la corriente, de la altura y resistencia de la presa. El arroyo sin obstáculos se desliza continuamente por los canales que le han sido dispuestos hacia un tranquilo bienestar. (El embrión tiene hambre; día tras día, la bomba de sangre artificial marcha sin cesar a ochocientas revoluciones por minuto. El bebé decantado grita; inmediatamente viene la nodriza con un biberón de secreción externa. El sentimiento acecha en el intervalo que media entre el deseo y su realización. Reducid este intervalo, derribar esas viejas e inútiles barreras).
leí tu coso sobre tu cumple.
RépondreSupprimerno te preocupes, el mio también fue un garrón D: